- Investigación La UCO destapa que el Gobierno no quería "correr el riesgo" de que la UE controlase el rescate de Air Europa
- Tribunales El Tribunal Supremo avala seguir el rastro de Ángel Víctor Torres y Santos Cerdán en el 'caso Koldo' por las revelaciones de Aldama
Una empresaria, Carmen Pano, que, sin que le beneficie absolutamente en nada, más bien al contrario, asegura en el Tribunal Supremo que llevó 90.000 euros a la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid. Un conseguidor y engrasador confeso, Víctor de Aldama, que llevaba años contándole a Pano, y casi a quien quisiera oírle, que iba frecuentemente «a Moncloa», desde que en 2019 el presidente Pedro Sánchez le «quiso conocer» y ambos se fotografiaron juntos.
Grabó aquel encuentro en vídeo Koldo García -se le escucha diciendo entre risas «ahora sí» cuando el momento queda registrado-. El perejil de todas las salsas. Al que la trama llamaba El Chiquitín, y a quien Sánchez calificó en 2014 de «último aizkolari socialista» y de «ejemplo para la militancia», cuando el ex portero de prostíbulo era concejal en la localidad de Huarte (Navarra). Pedro Sánchez era poco más que un militante socialista de base subido a un Peugeot rojo y a un hashtag, #yoviajoconpedro, intentando recuperar el control del PSOE, cuando Koldo oficiaba ya a su vez como hombre para todo de uno de los escasos apoyos en el partido del, contra todo pronóstico, futuro presidente: Santos Cerdán.
Todo encaja: ¿a quién sucede Cerdán en 2021 como secretario de organización del PSOE y por tanto como verdadero amo del calabozo de los 150.000 afiliados? A José Luis Ábalos, cuyo papel protagónico resume un titular del periódico El País de junio de 2017, en los albores del sanchismo beta: «Ábalos, el hombre para construir el partido de Pedro Sánchez». Hoy podría destruirlo, al menos por un rato.
Inagotable su singladura judicial ahora mismo, nos detendremos de momento sólo en uno de los jaleos más oscuros de Ábalos junto al presidente: el nunca aclarado episodio Delcy Rodríguez. Ya saben: vicepresidenta de la dictadura venezolana que aunque no puede pisar el espacio Schengen europeo es recibida por el ministro más poderoso de España, de noche y de forma clandestina en el aeropuerto de Barajas, unas maletas que no se sabe qué llevan dentro ni qué fue de ellas. Y con Víctor de Aldama allí presente, supervisándolo todo.
¿Qué hace allí Aldama? Ha organizado el encuentro, contará luego ante el juez él mismo, y días después del encuentro se intercambia mensajes con Delcy Rodríguez mientras Ábalos da explicaciones en La Sexta. «Dile al 1», le escribe a la dirigente venezolana, «que ha conseguido lo que quería en tiempo récord». ¿Quién es «el 1»?.
"Dile al 1 que ha conseguido lo que quería", escribió Aldama a Delcy
Estos días comienza a escucharse, sotto voce, el consabido estribillo también omnipresente en los años de Mariano Rajoy y las gúrteles, púnicas y demás: sí, dejemos trabajar a las instituciones, pero todo tiene un límite; el Gobierno, esta vez del PSOE, quiere cabezas en la élite de la Guardia Civil, sustituciones silenciosas, patadas hacia arriba, etcétera. Los verdes siempre a su aire -no como los azules, los policías nacionales, teóricamente más permeables a la coyuntura-.
Y llegamos a los propios pies del presidente. Al otro lado de la cama. A la última persona que ve antes de cerrar los ojos cada noche. «Hidalgo está muy jodido y acaba de llamar a Begoña», le escribe Víctor de Aldama a Koldo en septiembre de 2020, cuando el CEO de Globalia busca un rescate in extremis, casi in articulo mortis, para su aerolínea Air Europa. «Begoña» (Gómez) ya son palabras mayores.
El milagro acaece. Los panes y peces se multiplican. El mismo día en que la esposa del presidente se reúne en secreto con Javier Hidalgo, el 16 de julio de 2020, su marido desbloquea en una reunión clave con Nadia Calviño, con Ábalos a su vera como ministro de Transportes, los 475 analgésicos millones que salvan a la compañía -y parte de los cuales Aldama contará más tarde a Pano que saldrían en bolsas de la casa de Hidalgo en Puerta de Hierro, pero esta ya es otra historia, o tal vez la misma-.
Conclusión: igual que todos los caminos llevan a Roma, el caso Ábalos y sus hemisféricas ramificaciones se van convirtiendo, a cada nuevo informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, en un retrato en vacío del presidente del Gobierno. Un negativo aparentemente perfecto de todas las sombras en torno a Pedro Sánchez. La cuestión es: ¿pudo todo esto suceder sin la anuencia, siquiera pasiva, del presidente del Gobierno? Es posible que no haga falta pertenecer a la Unidad Central Operativa para tener una opinión plausible.
Sólo faltaba en la alineación titular de la trama su mujer, Begoña Gómez, investigada también por tráfico de influencias para que las empresas de su socio Juan Carlos Barrabés recibieran 15,6 millones públicos. Pero «Begoña», como divisa usada por los conjurados del caso Koldo (sobre todo por Aldama) para exhibir su presunto salvoconducto púrpura, ya está aquí desde el informe que se hizo público este miércoles.
Hace tiempo que desde las cúpulas policiales españolas se desliza que el otro lío en torno a Moncloa, el del hermano del presidente y su plaza creada a la medida en la Diputación de Badajoz, está «perdido». Si lo de Ábalos se descontrola, si el factor Begoña, que desde un principio se susurró en el entorno de Aldama, de pronto se hace omnipresente, ¿podrá la baraka incombustible del presidente con todo?
El empresario cobraba 12.100 euros al mes de Air Europa antes del rescate
El audio referente a que Javier Hidalgo «está muy jodido con el tema» del rescate de su compañía Air Europa, «se está buscando la vida y acaba de llamar a Begoña», sería, así, el epicentro de un puzzle con varias piezas. Lo que los guionistas yanquis llaman cold open: como nos van a contar una trama muy compleja, nos meten en harina de golpe, situándonos en su mismo centro, y a partir de ahí cuesta abajo. En la genealogía de este Juego de Tronos en torno al presidente, junto a su esposa y en ese primer nivel, la UCO sitúa a los Ábalos, Koldo, Aldama e incluso Hidalgo, que contrató al conseguidor a razón de 12.100 euros al mes en 2019 para lograr un salvavidas público para Air Europa -y antes para cobrar una deuda de 176 millones de Venezuela con la aerolínea fundada por el padre de Hidalgo, Juan José, el empresario conocido como Pepe Aviones-.
Pero el cásting de la Guardia Civil, como hemos visto esta semana, crece por momentos. Las queridas de José Luis Ábalos, Jésica Rodríguez y Claudia Montes, ponen la nota frívola. El ministro Ángel Víctor Torres y el número 2 socialista, Santos Cerdán, aportan la seria, ambos no lejos de la imputación por las denuncias de Víctor de Aldama, que asegura haber tenido lances pecuniarios con ambos: el primero le habría pedido 50.000 euros, y al segundo habría entregado 15.000 euros, asegura.
Está la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera. Como publicó este diario, la mujer intentaba evitar como podía a Ábalos y su masculinidad de copa y puro por los pasillos del Ministerio -el rechazo era físico, juran escuderos de ella-, pero cuando hubo que colocar a Jésica en la pública Ineco, Pardo de Vera fue la pura sumisión, a tenor de los inevitables whatsapp: «Todo ok, me dicen», reportaba ella a Koldo sobre la contratación de la chica.
Como genuflexa parece la actitud de otro secundario, Isaías Táboas, entonces presidente de Renfe, quien recibió la petición de Koldo de colocar a Claudia, «la de Jigon [sic]» en la fina escritura del ex gorila, y quien la colocó con sueldo público por espacio de varios años -Koldo luego la degradó, en el pasaje quizás más celtibérico de la trama, cambiándola en la agenda de su móvil de Clau a Loca Asturias-.
Y, más allá, Pedro Saura, actual presidente de Correos y en 2020 secretario de Estado de Infraestructuras en el Ministerio de Transportes de Ábalos, y de Bartolomé Lora, hoy vicepresidente de SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y entonces presidente en funciones, pasteleando la operación de salvamento de Air Europa en tiempo récord, en apenas cuatro meses, en los mensajes de Aldama.
Por llegar, las aguas turbias llegan incluso a pies de María Jesús Montero, cuyo número 2 en el Ministerio de Hacienda, Carlos Moreno, recibió mensajes suplicantes de Koldo García y de Víctor de Aldama para aplazar deudas de sociedades vinculadas a la trama. Carlos Moreno, por el momento, escapa de la quema al no concretarse respuesta alguna, pero pocos ministerios parecen a salvo de los tentáculos del núcleo irradiador en torno al ex ministro Ábalos.
Afluentes todos ellos, en todo caso del caudal principal, que para la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil nace cuando Aldama conoce junto al Ministerio de Fomento a Koldo García. La moción de censura desaloja a Rajoy el 1 de junio de 2018 y el 31 de agosto, ni dos meses después, se produce el feliz encuentro, propiciado por Rubén, hermano de Víctor de Aldama, policía y miembro de la escolta del entonces omnímodo Ábalos en el Ministerio de Fomento. Todo sucede en una cafetería junto al Ministerio. Víctor le pregunta luego a Rubén qué efecto ha causado en la mano derecha de José Luis Ábalos: «Le has parecido muy profesional y dice que vais a hacer cosas importantes: lo tienes a huevo».
Y tan importantes. En febrero de 2019 Víctor de Aldama ya parece uno más en la visita de Ábalos, el hombre para todo de Sánchez, a México, y un año después, en la pandemia del coronavirus, llega el maná en forma de contratos de venta de mascarillas, todos ellos realizados de urgencia: Aldama factura más de 52 millones vendiéndole mascarillas al Estado, y se lleva a su propio bolsillo 5,5.
En esa época Víctor de Aldama ya abre en su portátil una tabla de Excel titulada «Mascarillas», en la que llega a provisionar, según descubrirá la UCO años después, la posibilidad del soborno por antonomasia, la posible compra de una vivienda para el ministro, que en esos años se cree -lo atestiguan muchas fuentes de entonces- invencible.
La primera jugada de Aldama es establecer, en espera de favores en contratos públicos, una fiducia de garantía (una especie de dádiva encubierta) en favor del ex ministro Ábalos sobre un pisazo de 252 metros cuadrados y siete majestuosos ventanales en el Paseo de La Castellana madrileña, desde el que casi se ven las porterías del estadio Santiago Bernabéu.
Pero quiere más. Metido en mil y un negocios, Aldama bucea en ese tiempo en el jugoso tema hidrocarburos con una vieja amiga: su ex novia Leonor González Pano. A través de ella, y sobre todo de su madre, Carmen Pano, llega al empresario Claudio Rivas, quien quiere convertir su distribuidora de gasolina Villafuel SL en operadora: pasar de sólo llevar hidrocarburos de acá para allá, a importarlos.
Víctor de Aldama hace, como siempre, un pan con unas tortas. Claudio Rivas, a través de Carmen Pano, le comprará el chalet a Ábalos, y Aldama le devuelve así el presunto trato de favor de las mascarillas y allana un negocio mucho más potente: el de los hidrocarburos.
La mujer del Chiquitín, Patricia Uriz, hace el scouting. Descartada una posibilidad en Estepona, halla una casa en localidad gaditana de La Línea de la Concepción que a Pano le parece «una horterada», pero que acaba comprando en junio del año 2021 por 526.000 euros, y a la que semanas después, cuando José Luis Ábalos la visita inesperadamente, hay que hacerle un enganche de luz ilegal durante un fin de semana para que su mujer no entre en cólera.
Para entonces el ministro ya se ha enredado de sobra en faldas. Tres años antes, en 2018, en un catálogo de chicas de compañía según diversas fuentes, Ábalos había entrado en contacto con Jésica Rodríguez, quien siete años después narraría nada menos que en el Tribunal Supremo los pormenores de su relación sexoafectiva con la mano derecha de Sánchez desde octubre de 2018 a noviembre de 2020.
Estudiante de Odontología y chica de compañía a tiempo parcial según diversos medios, Jésica pasa de compartir piso de estudiante a ocupar una vivienda de lujo -«nuestra casita de novios», lo llama- en la Torre de Madrid, ubicacada en la Plaza de España, en una de las zonas más caras de la capital, con José Luis Ábalos como sugar daddy. ¿Quién paga esos 82.298 euros de amistoso cohecho? Pues Alberto Escolano, uno de los muchos testaferros de Víctor de Aldama.
82.298 euros costó el alquiler del piso en el que Jésica vivió sin pagar
Entre encuentro y encuentro, Ábalos le dice a la joven Jésica que estaría bien que, además de estudiar, trabajara un poco. ¿Dónde? «Manda un currículo a esta web». «Era el primero que mandaba en mi vida», dirá ella años después al Supremo. Comienza a cobrar de la empresa pública Ineco, pero nadie llega a conocerla allí: «Jamás hice nada, me dijeron que si me necesitaban me llamarían». Y no sólo no llamaron. En una ocasión en que la mujer quiso hacerse con los cheques de comida que le correspondían laboralmente, pidió a Koldo por mensaje una dirección, porque, dijo, «no sé dónde trabajo». La UCO destapa ahora cómo García llamó a Isabel Pardo de Vera en febrero de 2019 implorándole que llamaran ya a «la chica» para «iniciar los trámites» para contratarla, «porque si no mi jefe me corta los huevos».
Otra amanet de Ábalos, Claudia, fue colocada en LogiRail
Otro de los amoríos de la mano derecha de Pedro Sánchez en esos años de vino y rosas fue la asturiana Claudia Montes: «¿A la de Gijón no la pueden contratar en Renfe, Adif o alguna de sus subcontratas?», le escribió, someramente, el ministro al ciclópeo Koldo García en octubre de 2019. Este sencillamente le reenvió el currículo de la chica a Isaías Táboas, presidente de Renfe, y antes de una semana, como ha cuadrado la UCO, ella estaba contratada en Logirail, una de esas empresas subcontratas. Luego lo que hubiera se enfrió -«Jose está más distante conmigo», le dice la chica a Koldo- y acabó como el rosario de la aurora, con Montes amenazando estos días en Telecinco con tirar de alguna manta.
También se enfrió, ay, lo de Ábalos con Pedro Sánchez, en lo que es el fallecimiento político más llamativo de la política española de las últimas décadas. El 12 de julio del años 2021, sin mediar explicación pública ni privada, el maestro de Primaria de Quart de Poblet (ejerció tres meses en 1980), hijo del torero Carbonerito, pasa del todo -número 2 del PSOE, consejero áulico del líder máximo y propietario del Ministerio más poderoso- a la nada del diputado raso.
Todo se desmorona. Villafuel SL no consigue la licencia de operadora y le echan del chalet de La Línea -él asegura que se trató de un alquiler, pero la UCO apunta inequívocamente a cohecho encubierto-. El piso de Castellana no acaba de caer en sus redes -él dice que jamás llegó a firmar nada-. ¿Pudo armarlas Ábalos tan gordas sin que Sánchez supiera (o permitiera) nada?
Y ahora ya incluso Begoña. En los últimos dos días todo son negativas. Sánchez niega que su mujer mediara para que un dineral público salvara un negocio privado del empresario, Hidalgo, con el que ella se reunió dos veces, en junio y julio de 2020, cuando se negociaba el rescate. Air Europa también lo niega. La Fiscalía no ve nada que investigar e intenta parar otro informe de la Unidad Central Operativa, esta vez sobre Begoña Gómez y su relación con Air Europa.
De nuevo tan cerca, todo, de Pedro Sánchez. El mismo que contó cómo Koldo García, el comodín de todo este relato, el ex portero del prostíbulo Rosalex, fue nada menos que el encargado de custodiar los 57.000 avales que le permitieron ser candidato a las primarias de 2017, y recuperar el poder del Partido Socialista. Ya saben cómo se titula el libro en el que lo cuenta: Manual de resistencia.